Rosario tiene sangre mexicana y Oscar es salvadoreño. Ambos viven rodeados de colores y aromas florales, entre el barullo de la gente que va al mercado de flores a buscar un regalo para la madre, la esposa, la novia o algún amor. Sus conversaciones en La mesa con León Krauze revelan el perfil del inmigrante que ama la tierra de la que viene, pero también la tierra en la que vive, incluso frente a los vituperios del nativismo que priva en el mundo por estos días.
Rosario tiene sangre mexicana y Oscar es salvadoreño. Ambos viven rodeados de colores y aromas florales, entre el barullo de la gente que va al mercado de flores a buscar un regalo para la madre, la esposa, la novia o algún amor. Sus conversaciones en La mesa con León Krauze revelan el perfil del inmigrante que ama la tierra de la que viene, pero también la tierra en la que vive, incluso frente a los vituperios del nativismo que priva en el mundo por estos días.